viernes, abril 30, 2004

Mal día, querido

¿Me parece a mí o cada vez más en los trabajos la gente opina para mostrar que puede hacerlo, es decir, que tiene un criterio formado sobre algo -no importa qué-?

Cada vez tengo las pelotas más llenas de tanto mediocre que se cree astuto, de tanto improvisado con fortuna que confunde -porque le conviene hacerlo- chamullo con conocimiento, que está convencido que ser jefe es tener la última palabra.

Hace falta más saber humilde, pero claro, las puertas doradas no son para los humildes, los que estudian, los que se detienen a pensar, pues estos no suelen tocar los timbres. Rapidez, eficiencia y chupada de medias, es decir, la mediocridad más mierdosa. Y nunca discutir con el jefe: ¡PUAJ!

¿Hay alguien más que deba soportar a un imbécil arriba, o a un imbécil dando vueltas por ahí? Para ustedes, ¿qué es peor? ¿Y si es un imbécil malvado?, Dios, no lo permitas, esos sí que no dan descanso, y son capaces de cualquier cosa...

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